MUJER: HAY UN PERFIL DEL MALTRATADOR?

No existe un perfil de maltratador como tal, ya que pueden ser hombres muy diferentes en cuanto a status social y económico, estudios, creencias religiosas, adscripción política, educación, hábitat, etc.¿Qué es lo que lleva a un hombre a maltratar?, ¿son locos?, ¿son enfermos?.El hombre maltratador no está loco, no está enfermo (salvo excepciones), es un hombre “normal”, con ciertas características:Son expertos manipuladores emocionales. Son peligrosos cuando se establece una relación con ellos.Tienen una actitud de víctima con enorme responsabilización hacia la mujer.Tienen déficit de capacidad empática (ponerse en lugar de la otra), con ignorancia del sufrimiento de la víctima e ignorancia del efecto que producen.Necesitan reafirmarse y no toleran perder.Obsesivos, necesitan sentir que tienen el control y no toleran las negativas de la mujer.Rigidez de pensamiento sobre lo que es una mujer y cuál es su papel. Quieren ejercer su autoridad y creen que la razón está de su parte.

Aparentemente tienen una autoestima muy elevada, pero no es real porque en su vida cotidiana necesitan y dependen de sentirse superiores. Para conseguir esto, lo que les rodea debe ser inferior o creerlo ellos así. Es una autoestima débil.

Son hombres hipercontroladores, ejercen violencia sobre la mujer cuando pierden el control

Emocionalmente inestables.Sufren celos desmedidos e injustificados.

Pero a pesar de esto, sí son “normales» A esto le llamas NORMALES???

De los juguetes y otros demonios…..Parte I

Pero si desde pequeñas nuestras propias madres nos enseñaron que hay que tener mentalidad y voluntad de mucama para lograr subsistir en pareja, ¿qué se puede esperar de nosotras cuando adultas?

¿Qué responsabilidad real tienen nuestras madres en nuestros problemas de adultas? ¿Será por culpa de los juguetes? Lo que sí les puedo garantizar es que si el Niño Dios fuera mujer, no habría tanta niña traumatizada en el mundo. No ven que hasta al Niño Dios toca pedírselo, o dárselo para que le traiga a uno ¡lo que le pidió!

QUIÉN NOS DAÑÓ LA CABEZA? No sé si fueron nuestras madres que ya venían con la cabeza dañada por las madres de ellas y así sucesivamente; el caso es que muy divinas y todo, pero nos llenaron la cabeza desde pequeñas con las ideas más aberradas y erróneas de cómo serían nuestras vidas. ¿Quiénes son los culpables de tanto regalo malo que no son más que malos ejemplos de lo que ellos quieren que hagamos, pero no de lo que nosotras realmente queremos y nos sentimos preparadas para hacer?

Fueron, sin querer, nuestros propios padres, o tal vez los fabricantes de juguetes que como una especie de secta, se confabularon en contra de las mujeres para que desde pequeñas nos resignemos a nuestra suerte cuando seamos adultas: a ser unas mal pagas amas de casa. Porque es muy extraño que el hombre se haya resistido a evolucionar a nuestra par, que se resista a nuestros encantos y decida quedarse con las menos preparadas, pero sí con las mejor mandaditas. Con esas que, las mujeres modernas, hemos tildado en repetidas ocasiones como «modelo a no seguir». ¿Será entonces cierto aquello de que actualmente hay una sobre población femenina en el mundo entero? Que ellos se han creído el cuento de que para cada hombre hay siete mujeres desesperadas en el mundo.

Corrección: de esas siete, por lo menos cinco somos profesionales y bajo ningún punto de vista queremos casarnos con alguien que piense así. En teoría, les quedarían dos. ¿Entonces qué es lo que tienen esas dos mujeres que sí logran bajar la guardia y establecerse cómodamentedentro de un hogar? Las que tienen hijos y alcanzan una felicidad moderada, o momentánea. Pero felicidad, al fin y al cabo. ¿Será ésta una secta de mujeres conformistas?’¿O acaso ellas sí saben cuál es el secreto para convivir sin competir?

Es así, como la mujer preparada e inteligente, si quiere vivir algún día en pareja, deberá estudiar muy a fondo ¿cuál es el problema? A pesar de la crecienteintolerancia femenina, ¿cómo descubrir el secreto para gozar algún día de la tan ansiada estabilidad emocional, dadas las precarias circunstancias que nos rodean en estos tiempos modernos? Tal vez, el secreto radique en investigar más a fondo y remontarse hasta la época de nuestra infancia. Para nadie es un secreto que gran parte de la culpa de nuestros traumas juveniles, lo tienen los juguetes inútiles con los que nos encartaban cuando niñas. Juguetes que, bien intencionados o no, sólo sirven en la práctica para frustrarnos cuando adultas.

¿Por qué a las mujeres no nos regalan ni los carros supersónicos, ni el superhéroe con poderes intergalácticos, ni los juegos de computador, ni las pistolas de plástico, ni nada que nos invite siquiera a soñar con un futuro mejor? No, esos no son juguetes para niñas. Lo que no saben es que, en secreto no sólo los deseamos, sino que los usamos a escondidas de nuestros padres, cuando nuestro hermanito menor se durmió o cuando el primo de nuestra mejor amiga se descuidó. Porque la internacionalmente reconocida envidia femenina proviene precisamente de allí: de desear el juguete ajeno. Pero no, de nada valía manifestar abiertamente las ganas que teníamos de intercambiar nuestra Barbie manicurista por el Hee-Man de ellos. Nosotras corríamos el riesgo que nos tildaran de mari machas, y ellos de gay. Para que años más tarde terminemos intercambiando con las dizque metro sexuales hasta nuestras cremas anti-arrugas.

¿Entonces para qué nos dan malos ejemplos a través de los juguetes? ¿Para qué enseñarnos que los hombres deben ser de una manera y las mujeres de otra muy distinta, si en los tiempos que estamos viviendo todo es bi… bilingüe, bilateral, bisexual? Ahora pienso, que todo era un complot para someternos desde pequeñas, para engañarnos y que pensáramos que hacer oficio es divertidísimo. ¡Yupi! O dígame usted ¿para qué demonios nos sirve la licuadora esa de las bolitas de icopor saltarinas, o la aspiradora que hace ruuun, o el juego trapeador y escoba que barre de verdad? Para nada, para hacer bulto en la cocina. ¿Para qué gastan su plata en cosas inoficiosas que lo único que logran es amargarnos la existencia? Y, eso sí, que ni se les ocurra regalarnos juguetes altamente tecnológicos y computarizados. La realidad es que el único juguete eléctrico o de baterías que aprendemos a usar y, eso, después de los treinta ¡es un vibrador!

De los juguetes malos y otros demonios… ParteII

¿Qué tal esa manía que tienen las mamas de regalarnos cosas que para nada sirven en nuestras vidas reales de mujeres modernas? Nos regalan planchas de juguete, seguramente porque, basadas en su experiencia personal, saben que si de ellos depende, una lavandería no la veremos sino en fotos. Y nos regalan dizque ollitas y platos para jugar a la cocina cuando bien está visto que también por culpa de la genética: ¡odiamos cocinar! Si la misma naturaleza femenina inevitablemente nos dictará que es mejor ir a un restaurante o pedir a domicilio que llenarse el pelo de  grasa en una cocina. Pero insisto: ¿para qué sirve la muñeca esa cabezona que viene con su kit completo de maquillaje y peinado? Para que aprendamos a hacerlo nosotras mismas porque una peluquería, cortesía del marido, no la veremos ni en pintura. Así que toca aprender desde pequeñas a arreglárnosla como podamos. ¿Ese es tal vez el mensaje? O que aprendamos a ser estilistas, que junto a modistas y manicuristas es para lo único para lo que ellos creen que servimos. En cambio a ellos… a ellos sí que los premiaban con buenos regalos. El caso es que desde pequeñas, no sólo nos enseñan a añorar, a desear… también a sentir envidia. Porque los juguetes de ellos, sí son mucho más divertidos que con los que nos encartan a nosotras.

¿Qué es lo que pretenden que aprendamos a través de los regalosque nos hacen cuando niñas? A ser unas mal pagas y subvaloradas amas de casa, o unas mamas frustradas. ¿Por qué creen que lo primero que le regalan a uno es una muñeca? Para que desde una temprana edad nos resignemos a que los bebés lloran, hacen popó y pipí, gastan pañales que da miedo, que entre otras son carísimos, y que son sólo nuestra responsabilidad. Porque mientras le hacemos al bebé la comida dementiras, porque o si no hasta el bebé de mentiras se nos muere, ellos están en su carro supersónico recogiendo a la rubia platinada de medidas imposibles: ¡la Barbie!Y, es así como a nosotras en cambio, en vez del superhéroe o del popular G.I.Joe,nos toca conformarnos con el más inútil y patético de todos los juguetes: ¡El Ken

El Ken, ese Adonis de plástico de mirada fija y vacía (como también vacíos están sus bolsillos porque todo es de la Barbie, ¿no?), el muñecón de facciones perfectas que ni suda, ni se despeina. Con ese mal ejemplo crecemos las mujeres enel mundo pensando que ese es el modelo del hombre perfecto: un perfecto idiota. Y si esos son los ejemplos que nos dan a seguir cuando niñas, pues entonces, ¿qué se podría esperar de nosotras cuando adultas? Además, ¿cómo defraudar a la mamá y no seguir sus pasos? Si ellas empezaron embarrándola casándose con nuestros papas. ¿Cómo les vamos a salir ahora defraudándolas consiguiéndonos, eso sí, un buen partido?

El caso es que el Ken, que en la vida de la Barbie sólo sirve para hacer visita en la sala rosada, de la casa rosada, llena de todas las demás Barbies vestidas, pues de rosado, al que sólo lo invitan a su casa, de visita y eso que es el marido de la popular muñeca.¿Ese es el ejemplo a seguir? Eso es lo que quieren nuestras mamas para nuestro futuro: ¿al hombre adorno que no sirve para nada? El Ken, tan mal dotado que uno le baja los pantalones y ¡ahí no pasa nada! Por eso, desde pequeñas nos acostumbramos a conformarnos con tan poquito. Por eso nos encanta que la Barbie le ponga los cuernos al Ken con todos los muñecos del baúl: con el Increíble Hulk, con el Cabeza de papa y con todo el pelotón de solda-ditos de plástico.Tan mal dotado estará que la Barbie popularizó la inseminación artificial. Ante la ineficiencia procreadora de Ken, los bebés de la Barbie no se conciben, sospechosamente aparecen ya listos dentro de una cajita rosada en los supermercados. Aparte vienen en todos los colores y razas. ¡La Barbie es terrible!

Sí, el Ken no es más que un donante de esperma. Pero será cuando lo derriten, porque todo el mundo sabe que la Barbie siempre anda con otros. El Ken es tan patético, que ni siquiera salió en Toy Story. En donde cabe agregar, salieron todos los juguetes. Al muy cretino le ganaron el casting un marrano alcancía, un dinosaurio y un perro salchicha. Además al Ken le cabe aquella canción de ese otro Ken, el original, el venezolano… el del peinado esponjado: el Puma. Ese ídolo en decadencia que cantaba: «¿Dueño de ti, dueño de qué? ¡Dueño de nada! Sí, el Ken además es un vaciado, porque todo es de la Barbie. La casa, el carro, la moto y la piscina son de la Barbie… Y lo más humillante de todo: el bar y hasta el motel son de la Barbie. Pero ahí sí estoy de acuerdo: que todo sea de la Barbie, porque al final todo termina siendo de  una. Por eso amo a ¡la Barbie divorciada! Lo cierto, es que la Barbie, es la más hábil de todas las muñecas. Al menos la tiene clara. Es la más independiente y la mejor negociante de todas. Nuestro modelo a seguir y la culpable de gran parte de nuestras frustraciones. Si, porque tener como modelo a una muñeca casi perfecta, que no sabe lo que es una cana, a pesar de que ya es oficialmente una cucha (de ahí el popular término «Cuchi-Bar/ne»), que no necesita de la plata del marido para nada, que tiene hijos y ni se le nota y, que además tiene para pagarse su propia silicona y todas sus cuentas. La Barbie, que no tiene un solo pelo de plástico de tonta, también es nuestro principal motivo de frustración latinoamericana.

Para evitar entonces que las mujeres del mundo crezcamos pensando que el esposo es un pelele, sin gracia. Para desde pequeñas aprender a respetar al marido, al propio o al menos al ajeno, sería más considerado que se inventaran una muñeca que sí nos ayude a prepararnos para el futuro y para nuestra verdadera realidad tercer inmundista. Algo así como la Barbie Chibcha. Que se llame Yuris Johanna, Nini Paola, mejor dicho, que tenga un nombre más familiar. En fin que la Barbie latina, en vez de venir con piscina, helipuerto y salón de belleza propio, y vainas de esas que nunca vamos a tener, que venga más bien con sus propios artículos de aseo… pero no personal, sino para limpiar la casa. Que venga con su propio Clorox, con su propio Ajax y con un bulto bien grande de caldo de gallina. Que ande en chancletas y que tome Prozac para la depresión pre y post parto que seguramente le va a dar cuando se de cuenta del encarte de marido que le tocó. Que en vez de poder maquillarla, venga con un kit completo para hacerse la cera y quitarse el bigote queeventualmente nos sale a todas. Así, unas nos depilemos con más frecuencia y pericia que otras. Sí, que la nueva Barbie latina sea una pobre muñeca, pasada de peso y que trabaje en algo real como vendedora puerta a puerta de Ebel. Eso es más realista. Eso sí que es prepararnos para el futuro. Que venga con su propio accesorio, o sea su marido. Que en vez de la sonrisa tonta que no se le borra ni con ácido de batería (ya lo he probado), viva deprimida ante la infidelidad del John Wilmer Ken, la versión latina del novio de la Barbie. Y que en vez del carro convertible rosado se suba en colectivo, en Transmilenio o en carro, pero pagado por cuotas. Nada de la flota de carros rosados convertibles parqueados en la puerta. ¿A quién quieren engañar cuando aún pensamos que todos nuestros sueños infantiles sí son posibles? Y así, con una Barbie latina, podremos evitarnos toda esa frustración infantil por no ser altas, flacas, millonarias, súper populares y siliconudas.

Pero el Ken, ese sí, bajo ningún punto de vista puede ser el modelo de hombre que queremos en nuestras vidas. Tampoco recomendaría a las mamas regalar a sus hijas ningún tipo de Superhéroe. ¿Para qué?, si en la vida real lo que nos toca es otra cosa. Imagínense la tragedia que sería si el novio de la Barbie fuera algo así como el Hombre Araña, por ejemplo. ¿Para qué? Para que cuando crezcamos, nos toque cortarnos las venas, pues la ilusión del hombre arácnido se resume a un trepador que lo único que hace es pegarse como un chicle y escalar posiciones a costa nuestra. No gracias. Y esa es la cruel realidad. O que tal Supermán, uno que vuele. ¿Para qué? ¿Para qué soñar con tanto si en la vida real lo que nos toca es uno que vuela, sí, pero a los brazos de la otra? O Batman y Robin, el dúo dinámico para que aprendamos a admirarlos desde pequeñas. Para que en la vida real nos toque conformarnos con Batman y Robin, un par de borrachos que, entre otras son ¡re-gay! Admitámoslo señoras, en la vida real, los únicos héroes que nos tocan son: Flash…pero Gordo, o el más popular de todos: el Hombre Invisible. Ese que nos rumbeó y se desapareció de nuestras vidas sin dejar rastro.

Piensalo….

Elijo amar… en lugar de odiar.

Elijo reír… en lugar de llorar.

Elijo crear… en lugar de destruir.

Elijo perseverar… en lugar de renunciar.

Elijo alabar… en lugar de criticar.

Elijo curar… en lugar de herir.

Elijo dar… en lugar de robar.

Elijo actuar… en lugar de aplazar.

Elige crecer… en lugar de consumirte.

Elijo bendecir… en lugar de blasfemar.
Elijo vivir… en lugar de morir.

Cada día mueren mujeres en manos de sus parejas, pero muchas son las que sufren en silencio el maltrato en sus propios hogares.

Mi testimomio

Ecuador cuenta desde 1995 con la Ley contra la Violencia a la Mujer y la Familia, es «crear condiciones de igualdad y desarrollar una participación plena de las mujeres en la vida económica, política, social y cultural, incluidas la intervención en la toma de decisiones y el poder».

Se compone de 26 artículos y siete títulos. Entre los que se pueden destacar están:

Art. 1. «Tiene por objeto proteger la integridad física, psíquica y libertad sexual de la mujer y los miembros de su familia, mediante la prevención y sanción de la violencia intrafamiliar y los demás atentados contra sus derechos y los de su familia. Sus normas deben orientar las políticas del Estado y la comunidad sobre la materia».

Art. 2. «… Violencia intrafamiliar es toda acción u omisión que consista en maltrato físico, psicológico o sexual ejecutado por un miembro de la familia en contra de la mujer o demás integrantes del núcleo familiar.

Art. 9. «…Cualquier persona natural o jurídica que conozca de los hechos podrá denunciar la infracción»

A leer con atención todo esto, se podría decir que todo está en marcha, que la ley nos ampara, que puedes hacer una acusación, rodearnos de testigos y lograr alejar al “agresor”, pero mi pregunta es:  tu estas lista para alejar al agresor?

Estas lista para admitir que tienes  un agresor en tu hogar, y es tu pareja? La persona que amas, el padre de tus hijos……

Al sentirme así; un número más en las estadísticas de mujeres  maltratadas sin saber con quién contar, a dónde acudir y la vergüenza en mi frente; decidí callar y soportar el maltrato; aun cuando la rabia se hacía presente, en otras, la tristeza la impotencia, los ojos se me llenaban de lágrimas y en el instante sacudía la cabeza como para alejar no sólo los deseos de soltar el llanto sino también el dolor de los recuerdos, al fin y al cabo como dicen “las cicatrices del alma no desaparecen nunca”.
Estoy más enojada conmigo misma más que con él, al fin y al cabo él es un hombre enfermo pero creo que más enferma estaba yo por permitir tantas agresiones, tantas golpizas físicas y emocionales. Llegó un momento en que no sabía si me lastimaban más los golpes que me propinaba o su constante actitud de menosprecio que me hacía sentir un ser inútil, incapaz, menos mujer.

Claro y empiezan los pretextos, las caídas, los golpes contra las gavetas etc. no solo me provocaban fuertes  lesiones sino una baja autoestima, reacciones violentas, hasta te convences a ti misma que hay algo malo en ti; y te das lastima, y sientes que das lastima,  verte impotente, incrédula, de ver ante tus ojos al hombre que tanto amabas tratarte de esa manera, pasar del amor al odio.

Hay una infinidad de motivos por los que se provoca una discusión  que termina en golpes y las frases celebres de MI pareja: tú me hiciste enojar, tú me sacaste de casillas, yo no hubiera reaccionado as, sabes que TE AMO.

Volvía a perdonar una y otra vez, había un período de reconciliación maravillosa en el que intentaba demostrar estar dispuesto a reparar el error y tras él, un “nuevo ataque” y así se continuaba indefinidamente. Y empieza el ciclo vicioso;  una víctima  que es emocionalmente dependiente de su victimario,

Seguro estás leyendo esto y dirás que tonta, porque no reaccionas, pero piensa  cuantas dirán así me siento.

Con el dolor de mi familia, al verme así.. Destrozados mis sentimientos, con la “culpa”, la soledad, y la tristeza, el dolor  que había en los hermosos ojos negros de mi hija, me levante fui de comisaria en comisaria buscando ayuda y siendo testigo y cómplice del dolor de muchas mujeres maltratadas, había y hay  casos peores que el mío, ves tú realidad en un espejo, espejo que decidí romper y te puedo decir que soy una sobreviviente, si así es ….

Que sigue luchando,  que quiere compartir su testimonio con los demás no para que sientan lastima, sino para que seas testigo que  las cosas y tu vida puede cambiar solo es tu determinación y te de fuerzas, no te rindas, no lo calles..

Al final logré salvar dos vidas la mía y la de mi hija, el camino al olvido es duro y cruel pero no me detendré porque yo gané.

“No te golpea por ser alta o baja, gorda o flaca, necia o inteligente, licenciada o analfabeta… te golpea por ser mujer.”

Nati