LA SALA ANTIVIOLENCIA

La sala antiviolencia
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2011_03_14_antiviolencia

La psicóloga, Silvia Morales, trabaja en la Sala de Acogida del Hospital Enrique Garcés, en el sur de la ciudad. Foto: Pablo Tatés/UN

 

Sucesos
l Hospital Enrique Garcés ofrece acogida a hombres, mujeres y niños que han sido violentados en sus derechos. La atención es las 24 horas en el lugar.

 

«A veces pienso que estoy dormida, que voy a despertar y que esto se va a acabar. Ya he puesto los pies sobre la tierra y toda mi voluntad para dejarme ayudar.
Permití que me peguen, que me alcen la mano mis hijos y mi esposo, pero ahora ya no. Asisto a las terapias que ofrece el Hospital  Enrique Garcés, y aprendí muchas cosas que me abrieron los ojos, ya no estoy viviendo la vida que tenía antes.

 

Mis hijos y esposo llegaron a la terapia y gracias a eso mi casa se compuso. Me uní a mi esposo porque me violaron a los 19 años y me quedé embarazada. Él me dijo que se iba a ser cargo de mi hijo, pensé que era algo bueno,  pero me dio pisas y todo eso aguanté porque él me daba para mantener a mi hijo.
Antes yo pensaba que toda mi vida tenía que ser llena de golpes», dice Ana, una víctima de la violencia de género.

 

Acogida
Silvia Morales, psicóloga del H. Enrique Garcés  asegura que mujeres como Ana pueden acudir al hospital y recibir atención en la Sala de Acogida, creada para las víctimas de violencia.
La Sala  ofrece servicio médico, tratamiento psicológico y la asesoría legal en caso de que las víctimas se animen a  denunciar ante las autoridades.

 

No importa la hora en que ocurra la agresión, “siempre habrá un médico de turno en emergencia que valorará la agresión y que luego pasará un informe al médico legista”, dice Morales.

 

Víctimas que victimizan a otros
¿Las víctimas de violencia victimizan a otros?, preguntamos. “Exacto. Como yo soy víctima  yo tengo que desquitarme con alguien. No porque quiera agredir sino porque empiezo a presentar una patología. Vivo el maltrato,   me siento sola, agresiva y triste, y  cuando me topo con mis hijos, que son mucho más vulnerables, los hago víctimas.

 

La ayuda

El trabajo es cortar esta  cadena de violencia”, dice  Morales. «Se les enseña a las víctimas que también hacen víctimas a sus hijos y que pueden ser objeto de una denuncia. Se les explica qué está pasando, por qué lo hacen y qué es lo que deben hacer con sus hijos», agrega Morales.
Cada martes unas 25 personas se reúnen en la Sala de Acogida, de 09:00 a 13:00, se trata de pacientes que están venciendo el problema de la violencia y que «se dan cuenta de lo que uno vale como persona y empiezan a tomar decisiones. Muchas han empezado a estudiar y terminar un bachillerato».

 

La mayoría de las personas que han seguido el tratamiento han roto la creencia de que «el psicólogo es para los locos.  Trabajamos para pacientes que tienen situaciones de vida difíciles, a veces vemos abusos sexuales, violaciones de la pareja y uno aguanta porque depende económicamente de esa pareja”, asegura Morales.

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